La presidenta de la Comunidad Agrícola Olla de Caldera destaca la satisfacción que le ha generado dirigir una entidad, pero resalta que el mayor logro ha sido desarrollar proyectos en el bienestar de las personas que viven en el campo.
Una de las mayores satisfacciones que le ha provocado a Susana Alfaro ser presidenta de la Comunidad Agrícola Olla de Caldera es lograr un cambio entre los comuneros que integran la entidad. Pero, además deja en claro que desarrolla un trabajo en equipo integrado por un directorio que, a su juicio, ha sido clave en los logros alcanzados. Recalca que las ideas aportadas por cada uno de los dirigentes ha permitido realizar una labor exitosa en beneficio de las personas.
Destaca que actualmente se sienten orgullosos de pertenecer a una organización que es respetada y, sobre todo, cree que existe una valoración de lo que se tiene. En el directorio le acompaña, Juanita Gonzalez, secretaria; Carlos Bernal Cárdenas, tesorero; Jorge Villalobos, vice-presidente; Carlos Bravo, director Wilson Angel, pro- tesorero y Eduardo cox pro- secretario.
Había sido elegida presidenta hace dos periodos con la mayor cantidad de votos, pero no aceptó y asumió Carlos Bernal. “Nunca me habían gustado los cargos, por el protocolo, los discursos y, quizás, no me sentía preparada para una función de estas características (presidenta). Mi visión es que si había que asumir un puesto de esa envergadura había que hacerlo bien”, remarcó.
Pero, si bien en aquella oportunidad desistió y fue elegido Carlos Bernal, dos años más tarde vuelve a obtener la mayoría de sufragios y en esa ocasión termina por aceptar la presidencia. “Ahí me hice un análisis que si por segunda vez la gente te pide ser presidenta, había que aceptarlo y me propuse hacerlo bien”.
No oculta que en principio sintió miedo a la enorme responsabilidad, “pero poco a poco fui aprendiendo y, al parecer, no lo he hecho mal, pero he puesto todas mis ganas de sacar adelante la comunidad, hacer cosas por nuestra gente y si me preguntas si continuaría, sí”, recalca.
Su logro no fue producto del azar, sobre todo porque llegó al directorio con 20 años al cargo de tesorera “Y haber recibido una comunidad con casi nada de dinero y haberla entregado con una buena cantidad y lograr que cada comunero tenga un bono e inversiones que se han hecho es satisfactorio”.
Una de las últimas gestiones fue solicitar que los comuneros que ofrecen sus productos en el sector El 22 los vendan con todos los permisos respectivos. “Todavía puedo hacer cosas, por lo que me gustaría seguir nuevamente”.
-¿Cómo advierte la mirada que tienen los hijos, nietos y bisnietos de comuneros de la intención de volver al campo?
“Es difícil que vuelvan al campo, aunque pienso que la única manera que puedan hacerlo y reencantarlos es teniendo, en primer lugar, trabajo, porque de otra forma es imposible. Me gustaría que los jóvenes retornen como profesionales. Siempre he apostado a eso. Darles una oportunidad entregándoles becas a los hijos y nietos de comuneros para que puedan seguir estudiando. Si pudiéramos como comunidad ayudarle en eso me encantaría, porque encuentro muy sacrificada la vida de campo. Me gustaría que se transformen en profesionales y, quizás, en los proyectos mineros que están en nuestra comunidad ellos se puedan desenvolver y salir adelante. Respecto a los comuneros que ya están establecidos y tienen sus animales, me encantaría que tuvieran otra forma de vivir con ganado y de producir sus productos y que no sea tan sacrificado. Que se transformaran en una Pyme con todos sus papeles al día y en regla”.
LA NOSTALGIA DE VOLVER
Incluso, Susana cree que en cada joven está el afán e interés de volver. De hecho, en su caso confesó que cuando termine su etapa de trabajo (es profesora en La Serena), “mi idea es irme al campo, por eso me he construido algunas piezas. El sueño es terminar en Agua Grande y creo que todos pensamos en volver a nuestras raíces”.
-¿Durante su primer periodo cuales fueron los hitos de su gestión?
“Entre los hitos cuando ingresé a la directiva hace 20 años como tesorera está el haber logrado el respeto de las mineras hacia las comunidades. Cuando llegué no había servidumbres mineras. Cualquiera ingresaba, sacaba metal y después se iba dejando el inmenso hoyo. Fue un trabajo grande de Jorge (Villallobos) cuando fue presidente, Carlos (Bernal) y ahora yo. Hemos trabajado para que fuésemos respetados por las mineras. Asimismo, sacar adelante a nuestra gente para que no emigre (a la ciudad) y las personas que han logrado quedarse se ha hecho los esfuerzos por darle una mejor calidad de vida. De hecho, estamos firmando un proyecto donde gente de nuestra comunidad, tanto de Agua Grande, Condoriaco, La Laja, Almirante Latorre podrán tener paneles solares para alimentar baterías y servicios básicos como luz, lavadora, televisor y lograr con ello que tengan una mejor calidad de vida
LAS ACTIVIDADES DEL FUTURO
-¿La fiesta costumbrista y La Pampilla de Fiestas Patrias en el 22 han marcado el renacer de la comunidad agrícola?
“Estas actividades son un cheque a fecha y se han convertido en un renacer de nuestra comunidad que paulatinamente la vamos dando a conocer. No muchos la conocían y tampoco se valorizaba lo que se tenía. Creo que poco a poco la gente está valorizando lo que somos. Cuando llegué a la comunidad no existía un valor, pero creo que ahora sí y pienso que el sector el 22 quedará en la historia. Por ejemplo, La Pampilla será uno de los eventos de la Región de Coquimbo”.
-¿Cómo han sobrellevado la convivencia con las mineras en el resguardo del trabajo de los comuneros y el cuidado del medio ambiente?
“La convivencia con las mineras no ha sido fácil. Hemos tenido que aprender a convivir con ellas y ellos con nosotros. En todo caso, se debe avanzar y trabajar en equipo para sacar adelante nuestra comunidad. Pero, advierto que no estamos muy lejos, sobre todo con las empresas extranjeras, pero nos cuesta con las empresas de nuestro país. Pero, insisto, avanzaremos en conjunto por el bienestar de nuestros comuneros. No soy de la idea de irnos a tribunales, porque lo mejor es el diálogo, conversar y ver el bienestar de nuestra gente en conjunto y así lo hemos logrado hasta ahora. No hay que desmerecer el apoyo que las empresas mineras nos brindan. Hay veces que las cosas no se valoran y siempre estamos pensando en el polvo y en los daños, pero igualmente hay que pensar en otras cosas, por ejemplo, algo tan esencial como es el agua, que le entregan a los comuneros. Lo que hay que hacer es seguir en conversaciones y dialogando y llegar a acuerdos por el bienestar de todos”.