Si bien por un lado los comuneros reconocen el aporte que las mineras efectúan en la generación de mano de obra, también hacen notar el daño que se está generando al entorno y alertan que si no se enfrenta, en el futuro puede generar negativas consecuencias.
En cada reunión de la comunidad Agrícola de Olla de Caldera, la sensible relación de la minería con la protección del medio ambiente surge como debate o en puntos varios o abiertos planteamientos de sus comuneros. La mayor preocupación es el daño que generarían la activa labor minera en caminos o en el propio entorno de las majadas.
La mayoría de las veces esos debates quedan en las sedes de las comunidades agrícolas o en el compromiso de reuniones entre los dirigentes de las agrupaciones y los propios ejecutivos de las compañías mineras.
Hay que admitir que la controversia difícilmente llega a la ciudad o a oídos de las autoridades.
CONTRADICCIONES
No obstante, los propios dirigentes y en algunos casos los comuneros reconocen que el tema no es fácil. Admiten que la mayoría de las veces es cruzado por temas sensibles. Por un lado se reconoce el impacto al entorno que actividades como la minera San Gerónimo o la de capitales japoneses que se está impulsando en el sector, sobre todo en el área de Condoriaco, pero igualmente están consciente del impacto positivo, sobre todo en la generación de empleos que las mineras generan en las comunidades pequeñas si las relaciones se llevan adelante de la mejor manera posible. No sólo admiten la utilización de mano de obra del sector, sino también las mineras están dispuestas a colaborar en proyectos que emanan de los propios comuneros.
ESTADO DE ALERTA
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos que se han hecho en el último tiempo por potenciar una relación en armonía, en algunos sectores las críticas van en aumento. Por ejemplo, en sectores como el 22, comuneros se quejan de la alta polución que provocan los camiones que constantemente circulan por el lugar para acceder al mineral o los que bajan para llegar hasta la Planta del sector de Lambert.
Para ello en los últimos años las directiva de la comunidad y los ejecutivos, sobre todo de la Minera San Gerónimo, se han reunido en innumerables veces para buscar una solución a la complicación.
Sin bien se han entregado salidas alternativas como bajar la velocidad en el tránsito, regar el camino varias veces al día o, incluso, aplicar un tratamiento al camino desde el cruce del 22 hasta el sector del desvío con el sector Santa Gracia, en el tiempo, las soluciones parecen no ser suficiente.
MAYORES INMUEBLES
En los últimos años la tensión ha ido en aumento sobre todo por el aumento de las zonas pobladas al lado de los caminos principales. En todo caso, la mayoría de estas personas se han instalado fuera de los límites de la comunidad.
De la misma forma, la inquietud también ha aumentado en los comuneros que desarrollan una labor de crianceros cerca de las faenas mineras. La mayor inquietud es que la actividad minera estaría afectando las áreas de talaje que cada día se estaría reduciendo. Sin embargo, la mayor preocupación también pasa por el riesgo que se contamine las napas de agua que en estos tiempos se ha transformado en el alimento vital.
Pero, en las reuniones el discurso de los dirigentes ha sido uno sólo: que si bien reconocen la importancia de la actividad minera, pero ante todo están por velar por el bienestar de los comuneros. En todo caso, igualmente han privilegiado la política de la sana convivencia y buscar salida a las dificultades a través de mesas de diálogos. No obstante, tampoco descartan utilizar otro camino si no advierten soluciones concretas a las dificultades. Aunque igualmente se está consciente que el camino judicial no es el más adecuado.